Bienvenido, Mister Marshall es una película española de
1953, dirigida por Luis García Berlanga y con José Isbert, Manolo Morán y
Lolita Sevilla como actores principales. El filme, que es una crítica de la
sociedad española de la época, fue reestrenado el 20 de diciembre de 2002 en Guadalix
de la Sierra (Madrid), lugar en el que se rodó la película, con 25.260
espectadores y 39.346,58 € de recaudación.2 3 Además, como homenaje al
centenario de la Gran Vía de Madrid, se proyectaron una decena de películas famosas,
entre las que se encontraba ésta.4
Década de 1950. En el pueblo de Villar del Río los
habitantes están contentos: los americanos, como llaman ellos a los
estadounidenses, van a visitarles con ocasión de la presentación en España del
Plan Marshall. Ese plan, iniciado en Estados Unidos en 1947, consistió en
ayudar a países europeos a recuperarse tras la II Guerra mundial y frenar la
expansión soviética. A partir de entonces, el día a día de los pueblerinos, del
alcalde y del cura se centrará en preparar esa esperada visita. Una visita que
nunca se producirá, ya que el Plan Marshall nunca llegaría a España.
Bienvenido, Mister Marshall es una película producida por
UNINCI (lo que obligó a su director a incluir a Lolita Sevilla3 ), que, en tono
de sátira y crítica soterrada, habla de la situación política y económica de
España en la época del rodaje, hecho inédito en la filmografía española hasta
ese momento. Se ha comentado que pasó la censura franquista por las dosis
irónicas de xenofobia que contiene. Aunque otros consideran, como Kepa Sojo,
autor del libro ¡Americanos, os recibimos con alegría! Una aproximación a
Bienvenido Mister Marshall, que el régimen franquista no vio su carga crítica y
la toleró para mostrar que no había censura.
Bienvenido, Mister Marshall es imprescindible en el cine
español, considerada como obra maestra. Avalada por los premios cosechados en
el Festival Internacional de Cine de Cannes (Mejor Comedia y Mención Especial
por el guion) , la obra de Berlanga es una comedia costumbrista sobre la España
de los años 1950. Son los años en que el Gobierno de los Estados Unidos pone en
marcha el Plan Marshall para reconstruir la Europa Occidental de posguerra,
ayudas de las que España quedó al margen. Berlanga retrata también el inicial
aperturismo del régimen franquista hacia los países extranjeros, principalmente
EE.UU.
La película es una mordaz carga de profundidad contra
Estados Unidos, rematada con la escena censurada de la bandera estadounidense
hundiéndose en la acequia, que escandalizó a Edward G. Robinson durante su
proyección en Cannes. Kepa Sojo dice que fue debido a que Robinson, tras haber
sido acusado de comunista se libró del Comité de Actividades
Antiestadounidenses.6 Mientras el actor despotricaba contra «un ataque a
EE.UU.», Berlanga intentaba jugar en el casino con unos dólares falsos con la
cara de Pepe Isbert y Manolo Morán.
La película es una muestra de cómo era la España del
momento, y los personajes representan los tipos característicos. Por un lado el
poder, representado por el alcalde, el cura y las fuerzas vivas (boticario,
hidalgo, comerciantes, maestra), y por otro el pueblo (casi todos agricultores
y ganaderos). Desde el punto de vista social se ha captado la idiosincrasia; el
hecho de que el alcalde esté algo sordo no es casual, el miedo al Delegado
tampoco, que el cura sea algo cotilla, que la maestra esté soltera y necesite
la ayuda del listillo de la clase... El papel subordinado de la mujer se
refleja en su poca presencia, y la escasa intervención que por ejemplo tiene la
tonadillera. El pueblo ha perdido el tren, y está abocado a su desaparición.3
De gran relieve es el pregón desde el Ayuntamiento, con Pepe
Isbert y Manolo Morán en una actuación antológica y divertidísima. El pregón
iniciado con la frase: "Como alcalde vuestro que soy os debo una
explicación, y esa explicación que os debo os la voy a pagar" que se
repite varias veces ha pasado a ser una de las citas míticas del cine español.
Tan célebre es la frase que, desde 2011, se ha inmortalizado la figura de Pepe
Isbert con una escultura en el mismo lugar del balcón del ayuntamiento de
Guadalix de la Sierra desde donde se pronunció en la película.
Tanto Berlanga como Bardem cobraron 25.000 pesetas por la
redacción del guión y cada uno de los niños que aparecen cobraban 25 pesetas
por día de rodaje; lo aceptaban ya que recibían más que recogiendo patatas, 18
pesetas.1
En el año 2002, por idea del productor Enrique Cerezo, se
reestrenó la película; junto a ella lo hizo el cortometraje El sueño de la
maestra.7 Volvió a reestrenarse en 2015.8